Hola a tod@s,
La amistad ha sido la base de esta aventura, que como explica Pepe Ramos, socio número 2, «nace cuando nos dieron las viviendas, se fue llenando el bloque, terminábamos de trabajar, nos poníamos a charlar fuera hasta que alguien dijo que por qué no montábamos una peña».
«En dos semanas ya había trescientos y pico de socios», recuerda Antonio Bueno, el socio número 1 de la Peña Palestina. La primera sede fue, precisamente, la planta diáfana del bloque y tras un breve paso por dos sedes cercanas, desde hace unos 15 años tienen un local de dos plantas en el número 5 de la calle Palestina con una curiosa historia: «Esto en principio era un restaurante y seguramente se nutría de los albañiles que hicieron la barriada», cuenta Raimundo García, expresidente de la peña, mientras la actual presidenta destaca que el dueño del local, cuando se casó, «celebró la boda en este restaurante».
Raimundo García resume las actividades de la Peña Palestina, que en la actualidad tiene 45 socios y que denotan una actividad incesante todo el año. Para empezar, la peña fue pionera en Carranque con la Cabalgata de Reyes, que en los comienzos la realizaba en solitario por el barrio, «un año incluso con los Reyes Magos subidos en caballos», hasta que al distrito le gustó la idea y puso en marcha la Cabalgata del 4 de enero, incorporando a la peña.
La Navidad se cierra el día 6 de enero con una comida de hermandad y a continuación llegan celebraciones tan populares como la Exaltación de la Semana Santa, la Cruz de Mayo o la Noche de San Juan.
Julio es el mes de una sardinada, que el año pasado se celebró en Sacaba Beach, mientras se realizan los preparativos para la Feria de Agosto, pues la Peña Palestina cuenta desde el principio con una caseta en el Cortijo de Torres. «Fueron uno de los primeros módulos, los 12 y 13», precisa Antonio Bueno. La caseta, por cierto, ofrece platos de degustación al mediodía y es uno de los sustentos económicos de una peña con una cuota mensual de sólo 7 euros.
Aunque emplazados en el Cortijo de Torres, en los comienzos de la peña su base de operaciones fue la Feria del Centro, de la que guardan muy buenos recuerdos. «Empezamos llevando un carrito, luego un motocarro y al final un camión, aparcábamos el coche en la calle la Bolsa y sacábamos la silla y la sombrilla», cuenta entre risas Pepe Ramos.
Salidas al campo, comidas de aniversario, pastoral navideña y belén completan el calendario de una entidad que funciona todo el año y que en su XX aniversario, el próximo mes de agosto, prepara algo especial. Dos décadas son motivo más que suficiente para celebrar este largo compromiso con la amistad.
El cambio generacional y el valor de la amistad. Al igual que ocurre en la mayoría de las peñas y las asociaciones de vecinos, el problema es la falta de relevo. No llegan jóvenes para continuar la labor, estiman la actual presidenta, Lucía Vidal, y el expresidente Raimundo García. «No entra savia nueva, los hijos de las personas vinculadas aquí se han hecho mayores y se ha marchado», resume Raimundo García, quien señala que a su juicio «hay determinados valores tradicionales que la juventud ha perdido y existe un choque generacional terrible, porque, ¿cómo le dices a los jóvenes que participen en una Cruz de Mayo?». A su juicio, lograr que los jóvenes participen en las peñas «es complicado, salvo que la sociedad cambie un poco y vea que con su estructura actual se pierden cosas y desde luego el vínculo está aquí».
En cualquier caso, si tuvieran que resumir qué es lo que se puede encontrar en una peña como Palestina, Raimundo subraya que, «de entrada, amistad, porque es un espacio de relax, de conversación, de interesarse, saber, ayudar y pasar un rato agradable con ciertos momentos de convivencia grande».
Un grupo de vecinos de esta zona de la Prolongación de la Alameda decidió poner en marcha en 1991 una peña que el próximo mes de agosto celebrará sus primeros veinte años.
Los socios fundadores Pepe Ramos y Antonio Bueno, la actual presidenta Lucía Vidal y el expresidente Raimundo García hablan de la aventura
ALFONSO VÁZQUEZ «Aquí no estamos para competir sino para estar con la familia a gusto», explica la presidenta Lucía Vidal, que lleva un año al frente de la Peña Palestina, nacida en 1991. Aunque Lucía está vinculada a la entidad desde los comienzos, como anécdota no se hizo socia hasta unos años más tarde para participar en el coro rociero, aunque como señala, sin competir.
La amistad ha sido la base de esta aventura, que como explica Pepe Ramos, socio número 2, «nace cuando nos dieron las viviendas, se fue llenando el bloque, terminábamos de trabajar, nos poníamos a charlar fuera hasta que alguien dijo que por qué no montábamos una peña».
«En dos semanas ya había trescientos y pico de socios», recuerda Antonio Bueno, el socio número 1 de la Peña Palestina. La primera sede fue, precisamente, la planta diáfana del bloque y tras un breve paso por dos sedes cercanas, desde hace unos 15 años tienen un local de dos plantas en el número 5 de la calle Palestina con una curiosa historia: «Esto en principio era un restaurante y seguramente se nutría de los albañiles que hicieron la barriada», cuenta Raimundo García, expresidente de la peña, mientras la actual presidenta destaca que el dueño del local, cuando se casó, «celebró la boda en este restaurante».
Raimundo García resume las actividades de la Peña Palestina, que en la actualidad tiene 45 socios y que denotan una actividad incesante todo el año. Para empezar, la peña fue pionera en Carranque con la Cabalgata de Reyes, que en los comienzos la realizaba en solitario por el barrio, «un año incluso con los Reyes Magos subidos en caballos», hasta que al distrito le gustó la idea y puso en marcha la Cabalgata del 4 de enero, incorporando a la peña.
La Navidad se cierra el día 6 de enero con una comida de hermandad y a continuación llegan celebraciones tan populares como la Exaltación de la Semana Santa, la Cruz de Mayo o la Noche de San Juan.
Julio es el mes de una sardinada, que el año pasado se celebró en Sacaba Beach, mientras se realizan los preparativos para la Feria de Agosto, pues la Peña Palestina cuenta desde el principio con una caseta en el Cortijo de Torres. «Fueron uno de los primeros módulos, los 12 y 13», precisa Antonio Bueno. La caseta, por cierto, ofrece platos de degustación al mediodía y es uno de los sustentos económicos de una peña con una cuota mensual de sólo 7 euros.
Aunque emplazados en el Cortijo de Torres, en los comienzos de la peña su base de operaciones fue la Feria del Centro, de la que guardan muy buenos recuerdos. «Empezamos llevando un carrito, luego un motocarro y al final un camión, aparcábamos el coche en la calle la Bolsa y sacábamos la silla y la sombrilla», cuenta entre risas Pepe Ramos.
Salidas al campo, comidas de aniversario, pastoral navideña y belén completan el calendario de una entidad que funciona todo el año y que en su XX aniversario, el próximo mes de agosto, prepara algo especial. Dos décadas son motivo más que suficiente para celebrar este largo compromiso con la amistad.
El cambio generacional y el valor de la amistad. Al igual que ocurre en la mayoría de las peñas y las asociaciones de vecinos, el problema es la falta de relevo. No llegan jóvenes para continuar la labor, estiman la actual presidenta, Lucía Vidal, y el expresidente Raimundo García. «No entra savia nueva, los hijos de las personas vinculadas aquí se han hecho mayores y se ha marchado», resume Raimundo García, quien señala que a su juicio «hay determinados valores tradicionales que la juventud ha perdido y existe un choque generacional terrible, porque, ¿cómo le dices a los jóvenes que participen en una Cruz de Mayo?». A su juicio, lograr que los jóvenes participen en las peñas «es complicado, salvo que la sociedad cambie un poco y vea que con su estructura actual se pierden cosas y desde luego el vínculo está aquí».
En cualquier caso, si tuvieran que resumir qué es lo que se puede encontrar en una peña como Palestina, Raimundo subraya que, «de entrada, amistad, porque es un espacio de relax, de conversación, de interesarse, saber, ayudar y pasar un rato agradable con ciertos momentos de convivencia grande».
Un saludo,
Toba.
Proyecto Carranque.
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